viernes, 15 de noviembre de 2013

Nuevo paradigma en el abordaje de la demencia tipo Alzheimer: ¿la prevención precoz?

La demencia tipo Alzheimer de inicio tardío, es la forma más común de todas las demencias, la cual afecta a escala local, regional y global, a más 35 millones de personas. Es una enfermedad neurodegenerativa de carácter progresivo, que se caracteriza por el deterioro del sistema de memoria, empeoramiento progresivo de la función cognitiva, la cual tiene un efecto dominó sobre las ABVD (funcionalidad) asociados con “frecuencia” de alteraciones conductuales y neuro-psiquiátricas en las primeras etapas del proceso de esta enfermedad.
Un aspecto a tener  muy en cuenta, tiene que ver con cualquier operación mental,  requiere tiempo para su ejecución, y esto es un “bien” muy escaso en el momento de la evaluación del enfermo, la práctica médica actual y futura. La gestión del tiempo es también un “ingrediente” a tener en cuenta en la logística estratégica para esta enfermedad en particular.
¿Cuál es la matriz principal con la cual se “facilita” el desarrollo de esta enfermedad? El envejecimiento poblacional. El 18,5 % de la población lo es o será mayor de 65 años en Italia (2003), Japón (2005), Alemania (2006), Inglaterra (2016), Francia(2016), Canadá (2021) y EE.UU. (2023) [1].
La existencia de otra variante es la de inicio precoz (hereditaria) de comienzo antes de los 65 años e incluso entre los 35 y los 40 años (Medellín – Colombia). La cual representa a tan sólo el 1 % de la población con este tipo de demencia.
El cambio de paradigma es la intervención precoz (30-40 años), lo cual constituye la “ventana” clínica y social para su mejor intervención, de esta manera “podemos” modificar la historia natural de la enfermedad.
Otro aspecto muy importante tiene que ver con las herramientas que se utiliza en la evaluación neuropsicológica, entre ellas el Mini Mental State Examination (MMSE) la cual es muy útil para el diagnóstico de los desórdenes cognitivos en etapas avanzadas de la enfermedad.
La pregunta que le hago es la siguiente: ¿Por qué continuamos utilizándola para el diagnóstico precoz en la práctica clínica? La herramienta más adecuada en esta línea de diagnóstico precoz es The Addenbrooke’s Cognitiva Examination (ACE). La cual tiene una versión validada para la población española (4).
Siendo su método de aplicación muy sencillo, muy sensible para el diagnóstico en los comienzos de las demencias. Si bien es cierto que la utilización del ACE tiene muchas “virtudes” psicométricas, pero posee una debilidad que tiene que ver con la sensibilidad de la herramienta, la cual cae en la disfunción precoz del lóbulo frontal, déficit conceptual y el reconocimiento facial (3).
El ACE tiene una mayor sensibilidad y especificidad que el MMES para el diagnóstico de la demencia tipo Alzheimer (Dubois et al de 2007 en Europa o NINDS-ADRDA revisado en 1984-2011, EEUU).
Debemos incluir en este tipo de evaluación los nuevos criterios para el diagnóstico de la demencia tipo Alzheimer (2).
Además deberíamos incluir el Inventario del Comportamiento de Cambridge (CBI), el cual puede ser rellenado por el cuidador, que a su vez es de fácil evaluación. Está basado en el NPI. Evalúa 13 áreas del comportamiento (memoria, ánimo, motivación, etc.).
En este punto, la demencia tipo Alzheimer nos debe obligar a plantearnos múltiples escenarios, como probables SUBTIPOS de Alzheimer que pueden existir, desde una visión clínica y social, y también como neurobiológica.
Lo cual se hace evidente en las respuestas a determinados anti-colinérgicos y a otros no, como las respuestas (+) no farmacológicas de estos subtipos de enfermedad.
La más importante por su impacto mediático, social y sanitario, es la de origen tardío, después de los 65 años y más, la cual es la más común y viene en formato no hereditario.
En este escenario debemos saber que no todo es Alzheimer. La pregunta que les hago es la siguiente: ¿Debemos continuar abordando las demencias en general y la demencia tipo Alzheimer en particular, cómo 100 años atrás? Modificar el abordaje en la práctica clínica y social de la enfermedad, ¿es un cambio de paradigma para esta enfermedad?Este cambio de paradigma tiene que ver con un innovador enfoque, personalizado, holístico y multidimensional (5). Cuando tomamos decisiones terapéuticas basadas en fármacos ya es muy tarde.
Más aún teniendo en cuenta el “fracaso” de los nuevos fármacos en las últimas etapas de lainvestigación traslacional, sin embargo la investigación estructural y funcional, que busca “conservar” nuestros “recuerdos”, avanza tozudamente.
Entonces ¿por qué no cambiar de paradigma, de tal manera que nos permita “prevenir” y/o “modificar” o retardar la evolución natural de la enfermedad? Los tiempos de la investigación traslacional no son los tiempos de la práctica de los expertos clínicos y sociales, que nos dedicamos a la “dura” tarea de adaptar (el ambiente físico y humano), educar y cuidar, a los familiares, cuidadores y enfermos con Alzheimer.
Lo cual se puede lograr a través del TRABAJO INTEGRADO, COORDINADO y en RED, tanto de los investigadores clínicos de la práctica diaria, como de los médicos geriatras y/o gerontólogos sociales. A lo que se suman todas las áreas del conocimiento, que pueden intervenir en el proceso del cuidado de esta enfermedad. De tal manera que podamos intercambiar experiencia, como conocimientos innovadores, que permitan el abordaje clínico y social de esta cambiante enfermedad.

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