viernes, 28 de agosto de 2015

Continua la lucha contra el Alzheimer


 

¿Dónde estamos en la Guerra contra el Alzheimer? preguntaba un artículo en el suplemento de Febrero para miembros de AARP.
En el 2001, el gobierno federal asignó $1.7 trillones de las contribuciones de los estadounidenses a la ‘Guerra contra el Terrorismo’, sin embargo solo una fracción de esa suma, aproximadamente $500 millones al año han sido destinados para luchar contra una enfermedad que cuesta $214.000 millones al año y que afecta a 5.2 millones de americanos. Una enfermedad que los despoja de su dignidad, les roba sus memorias, les quita independencia y finalmente su vida.
Se espera que ese número se duplique para el año 2050 cuando los Baby Boomers cumplan 65 años y empiecen a ser diagnosticados con esa devastadora enfermedad que en estos momentos afecta a la mayoría de sus padres.
“El Alzheimer se está convirtiendo en una catástrofe nacional”, comenta el Dr. David Loewenstein, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami y principal investigador de un nuevo estudio sobre el Alzheimer. “Si no encontramos una cura será una bancarrota para el país”.
Al tener una gran población de personas de avanzada edad, el 10 por ciento de los casos de Alzheimer del país están en la Florida. Y se espera que esa cifra se duplique, comenta el Dr. Marc Agronin, director de salud mental e investigación clínica del Miami Jewish Health System. “En cierta medida estamos en cero con la enfermedad. La necesidad es enorme y va en aumento”.
Para ser una enfermedad del cerebro tan compleja y progresiva, las opciones de tratamiento son muy limitadas. El Alzheimer no tiene sobrevivientes.
Pero a pesar de una serie de ensayos clínicos fallidos hay motivos de esperanza. Aunque muy lentamente, los fondos estatales y nacionales para la investigación del Alzheimer han aumentado y gran parte de ellos están siendo dirigidos a estudios y pruebas en La Florida.
Prueba de eso fue la inauguración del primer centro de investigación del Alzheimer que operará con una beca de $1.5 millones anuales por un periodo de 5 años con fondos proporcionados por institutos nacionales de salud.
La beca fue otorgada a una asociación creada por el centro médico Mount Sinai en Miami Beach, que está manejando el componente clínico, y la Universidad de Florida, que está manejando la gestión de datos y estadísticas, neuropatología, administración, difusión, reclutamiento y educación.
Existen 30 de estos centros en el país y California es el único estado con más casos de Alzheimer que la Florida, así que los que conocen y están al tanto de la enfermedad coinciden en que ya era hora de que hubiese un centro de este calibre en la Florida. Cabe señalar que hay un centro satélite en Jacksonville que pertenece al Mayo Clinic.
Una de las funciones más importantes del nuevo centro es el estudio e investigación de la enfermedad entre la comunidad hispana y cómo se compara con la comunidad no hispana, dijo el Dr. Ranjan Duara, director médico del Centro Wein para la enfermedad del Alzheimer y trastornos de la memoria en el Mount Sinai y el líder de la nueva clínica del centro. Para esas investigaciones se han traducido pruebas cognitivas estandarizadas del inglés al español que serán estudiadas sensitiva y culturalmente por el centro para ver cómo funcionan en comparación con las pruebas en inglés. El objetivo es desarrollar pruebas cognitivas estandarizadas para pacientes de habla hispana que pueden ser utilizados en todo el país.
El psiquiatra alemán Alois Alzheimer fue quien descubrió la enfermedad en 1091 cuando pudo identificar al primer paciente, una mujer de 50 años de edad. La enfermedad, que desde entonces se identificó con el nombre de su descubridor, destruye lentamente las habilidades de la memoria y del pensamiento causando dificultad en la comunicación, inhabilidad para llevar a cabo tareas simples y a veces causa alucinaciones, delirio y paranoia –y con el tiempo, el cuerpo deja de funcionar y la persona fallece. Alzheimer siguió a la paciente hasta su muerte en 1906, cuando anunció finalmente sus hallazgos.
Ha pasado más de un siglo y todavía es difícil identificar la enfermedad sin que aparezca algún síntoma. Una vez que se identifica ya el cerebro ha estado deteriorándose por 15 o 20 años.
El Dr. Agronin lo compara con el incendio de un bosque. “Cuando los síntomas aparecen ya se ha quemado medio bosque. Podemos apagar el fuego pero lo que esta dañado no se puede recuperar. Lo ideal sería identificar el paciente cuando la enfermedad es solo un poco de humo”.
Es por eso que la mayoría de las investigaciones del Alzheimer se están enfocando en desarrollar maneras de diagnosticar la enfermedad, lo que ayudaría a impulsar más y mejores tratamientos y, en última instancia, el desarrollo de una cura.
Agronin que se especializa en psiquiatría geriátrica, ha estado trabajando con la enfermedad de Alzheimer desde el 1999, supervisando uno de los programas de pruebas clínicas más grandes de Miami. El programa se realiza en el Jewish Health System y cuenta con 16 estudios activos.
“Durante los últimos 15 años, a pesar de la falta de financiación, una gama entera de estos estudios ha llevado a una comprensión mucho más profunda de la enfermedad, incluyendo causas probables, factores de riesgo y cómo mejorar las formas de diagnosticar”, explica. “Los nuevos escaneos cerebrales han sido claves para identificar las proteínas betaamiloides en el cerebro”. Los científicos opinan que la aparición de dos tipos de proteínas tóxicas, la betaamiloide y la tau, son características distintivas de la enfermedad.
“Lo malo es que han habido más de 200 ensayos clínicos y ninguno ha proporcionado un nuevo medicamento al mercado”, dijo Agronin. “Más del 99 por ciento de estos ensayos han fracasado. Es muy frustrante para los pacientes y sus seres queridos. Y también lo es para los investigadores. Sin embargo, debemos permanecer enfocados y seguir impulsando los estudios.
Loewenstein tiene muchas esperanzas en el nuevo estudio de $2.3 millones que está llevando a cabo la Universidad de Miami. La Universidad también está trabajando con el nuevo centro de investigación. El estudio aplica “pruebas cognitivas muy novedosas” a diferentes poblaciones multiculturales con el objetivo de detectar las primeras etapas de la memoria anormal.
“Son pruebas cognitivas de estrés”, dijo. “Los defectos del corazón no salen en los EKG; salen cuando pones a esa persona en condiciones de estrés en una máquina de ejercicios. Así que hacemos lo mismo con las pruebas cognitivas. Son ejercicios de estrés del sistema para detectar desde temprano el envejecimiento (anormal) patológico”.
Duara, por su parte, coordinará exámenes neurológicos detallados que utilicen MRI para examinar la estructura del cerebro, PET scans para seguir la actividad del cerebro y tomará pruebas de líquidos raquídeos en busca de proteínas anormales. Todos considerados biomarcadores.
Los exámenes cognitivos y neuropsicológicos van de la mano con los biomarcadores para determinar lo que sucede en el cerebro de las personas cuando tienen la enfermedad y qué sucede en aquellas que no la adquieren.
Estos estudios no serían posible sin la participación de un pequeño ejército de voluntarios. El centro necesita 500 personas de 70 años o más y que la mitad sean hispanos. Unas 100 personas que tengan un funcionamiento normal del cerebro, a los que Loewenstein llama “super agers”, unas 300 personas que estén en diferentes etapas de impedimento cognitivo y otras 100 que tengan una demencia severa. Se hará un seguimiento de estos participantes a través del tiempo.
Durara también comentó que también es crítico que el centro tenga un “banco de cerebro” con diferentes muestras de tejidos cerebrales para la investigación. “Las muestras deben ser de personas que hayan sido reclutadas y evaluadas durante su vida y que estén dispuestas a donar su cerebro una vez fallezcan”, comentó.
La conquista del Alzheimer será un proceso muy largo que no ocurrirá de la noche a la mañana, comentó el Dr. Todd Golde, director del Center for Translational Research in Neurodegenerative Disease de la Universidad de la Florida quien también es el director del nuevo centro de investigaciones, pero indiscutiblemente, es una batalla que el estado debe continuar apoyando, no solo por las pérdidas que sufren pacientes y familiares sino también por el bolsillo del estado. El estado de la Florida gasta más de $30 millones al mes en pagos del Medicaid por la atención médica a pacientes con Alzheimer, dijo Golde.
“Si lográramos retrasar tan solo unos días la institucionalización de estos pacientes, el estado reuniría los fondos necesarios para pagar todas las investigaciones necesarias en el estado de la Florida”, concluyó Golde.

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