lunes, 14 de marzo de 2016

Las familias ven tardía la respuesta a quienes sufren Alzheimer


En Álava, son ya 5.000 (datos del 2005) los enfermos que padecen algún tipo de demencia, entre ellas el Alzheimer. ¿Su incidencia crece o disminuye?

La psicóloga Ainhoa Boix habló de la memoria emocional de los afectados por esta demenciasenil 

   Con motivo del Día Mundial del Alzheimer, que se celebra cada 21 de septiembre, la asociación alavesa de familiares de esta demencia (Afades) organizó unas jornadas en el Aula Fundación Caja Vital, en Dendaraba. 

La psicóloga de la asociación, Ainhoa Boix, habló de lo fundamental que son la «paciencia y el cariño» para el cuidado de estos enfermos. 


Por desgracia, crece. No se sabe bien por qué. Aún se desconocen sus causas, pero quizá influya el hecho de que el diagnóstico sea cada vez más precoz. Aunque, en general, el Alzheimer aparece a partir de los 65 ó 70 años, cada vez llega gente más joven a la asociación.
Ustedes se vuelcan en la atención a los familiares de estos enfermos. ¿Cómo es su día a día?
Tratamos de hacer más fácil la vida de estas familias. Les ofrecemos atención psicológica, organizamos convivencias vacacionales y les ayudamos en la tarea de cuidar a sus enfermos. Tenemos un centro de  estimulación en el edificio de la Cruz Roja, donde atendemos a enfermos en etapa inicial y gestionamos durante los fines de semana el centro de día de Txagorritxu.
Cuidar a un enfermo de Alzheimer requiere muchísima dedicación. ¿Se sienten solos los familiares?
En Vitoria existen tres centros psicogeriátricos -Ariznabarra, Txagorritxu y Bizia- y tres residencias que atienden a estos enfermos -Arana, Txagorritxu y Ariznabarra-, además de los dos que gestionamos desde la asociación. Sin embargo, faltan recursos. Las listas de espera son el principal problema y las familias se lamentan de que la respuesta a sus necesidades sea tardía.
-¿Qué es lo más duro para estas familias?
Creo que la carga emocional a la que están sometidos. Es una enfermedad degenerativa que, a pesar de la atención y de los cuidados, va a seguir ahí. Es muy duro asumir ese cambio de roles que se da cuando un hijo deja de ser hijo para convertirse en padre.

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