Un nuevo estudio arrojó que el peso de
las personas en la mediana edad pudiera influir, no sólo en padecer el
mal de Alzheimer, sino también cuándo.
Desde hace tiempo se ha sospechado que la obesidad en la mediana edad aumenta el riesgo de sufrir el mal de Alzheimer.
Científicos en los Institutos Nacionales
de Salud en Estados Unidos volvieron a examinar el asunto detenidamente
y reportaron el martes que ser obeso a los 50 años pudiera afectar,
años más tarde, en que comience el Alhzeimer.
Entre quienes se enfermaron, tenían más kilos en la mediana edad y significó un inicio más temprano del padecimiento.
Se requerirán estudios de mayor tamaño
para demostrar el reverso de la moneda, que mantener un buen peso
durante la mediana edad pudiera demorar el comienzo del Alzheimer. Pero,
muy probablemente no le hará daño mantenerse esbelto.
“Conservar un índice de masa corporal
(IMC) saludable en la mediana edad probablemente tiene efectos
protectores duraderos”, dijo el doctor Madhav Thambisetty, del Instituto
Nacional de la Vejez, que encabezó el estudio reportado por la revista
Molecular Psychiatry.
Unas 5 millones de personas en Estados
Unidos padecen el mal de Alzheimer, y se espera que la cifra crezca al
doble para el 2050, a menos que haya un gran avance médico, a medida que
la población envejece.
El Alzheimer comienza a destruir el
cerebro lentamente más de una década antes de que surjan los síntomas.
En ausencia de una cura, los estudiosos buscan formas de cuando menos
retrasar el inicio de la enfermedad, y entre las opciones están cambios
en el estilo de vida.
Para explorar los efectos de la
obesidad, el equipo de Thambisetty recurrió al Estudio Longitudinal del
Envejecimiento en Baltimore, uno de los proyectos más largos en rastrear
lo que le sucede a personas saludables a medida en que envejecen.
Examinaron los historiales de casi 1.400
participantes que se habían sometido a exámenes cognitivos regulares
cada uno o dos años por un período de 14 años. A la larga, 142 de esas
personas se enfermaron de Alzheimer.
Los científicos revisaron cuánto pesaban esos pacientes cuando tenían 50 años y aún eran cognitivamente saludables.
Revisaron el IMC, que mide la proporción
entre peso y estatura. Cada paso de ascensión en la tabla de índice de
masa corporal pronosticó que, cuando el Alzheimer afloró al fin, lo hizo
seis meses y medio antes.
El umbral para peso excesivo es un ICM de 25.
El umbral para peso excesivo es un ICM de 25.
El estudio de Alzheimer no examinó si el IMC de los pacientes fluctuó antes o después de los 50 años.
No hay forma de saber si perder kilos
después de esa edad marcó una diferencia en el riesgo de sufrir esta
enfermedad, aunque mantener un peso saludable es algo recomendado por
muchas otras razones.
Algunos de los participantes en el
estudio de Baltimore se sometieron a escaneos del cerebro durante su
vida y a autopsias tras el fallecimiento.
Esos exámenes mostraron que las personas
con IMC más altos tuvieron también años más tarde las características
de obstrucción cerebral típicas del Alzheimer, incluso si no
desarrollaron la enfermedad.
El estudio es el más reciente de una
serie que ha vinculado la obesidad en mediana edad con el riesgo de
padecer este mal, pero es el primero en mostrar esos cambios cerebrales,
dijo Heather Snyder, de la Asociación del Mal de Alzheimer, que no
estuvo involucrada en el estudio.
Mientras tanto, desde hace tiempo ese
grupo ha recomendado mantener un peso adecuado: “Lo que es bueno para tu
corazón es bueno para tu cerebro”, recalcó Snyder.
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