La importancia de la gimnasia pasiva en las personas con alzhéimer
La inmovilidad en la última fase del alzhéimer puede causar problemas circulatorios, musculares y articulares. Prevenlos con gimnasia pasiva
Las personas con alzhéimer, en etapas relativamente avanzadas de la enfermedad, pueden ver su movilidad comprometida. El deterioro cognitivo provoca que la persona pierda la fuerza, voluntad y conocimiento para seguir realizando algo tan aparentemente sencillo como es andar. El resultado es que la persona afectada acaba pasando muchísimas horas en la cama o sentada en una silla de ruedas, con el consecuente riesgo de sufrir contracturas, rigidez y dolores.
Entonces, ejercitar las articulaciones a través de la gimnasia pasiva se vuelve fundamental para mantenerlas flexibles y saludables y prevenir las lesiones musculares (la rigidez articular aumenta estas lesiones). Pero, ¿qué es la gimnasia pasiva? Al contrario de los ejercicios activos, que son los que la persona realiza por sí misma, la gimnasia pasiva es aquella que se realiza con la asistencia de una persona, bien un familiar o bien un cuidador.
¿Qué debe tenerse en cuenta a la hora de practicar gimnasia pasiva?
Vaya por delante que la persona indicada para mostrar cómo se realiza la gimnasia pasiva siempre debe ser un fisioterapeuta o, en su defecto, la enfermera o el médico. Sin embargo, nosotros queremos darte algunas indicaciones que pueden servirte como complemento a la información proporcionada por el profesional de la salud. Toma nota:
1. La cama debe estar a una altura que sea cómoda para quien asiste a la persona con alzhéimer. De esta forma se evitará que se haga daño en la espalda u otros músculos.
2. Aunque es de sentido común, es nuestro deber recordar que los ejercicios deben realizarse con cuidado y suavidad. Nunca deben forzarse ni estirar en exceso los músculos de la persona, ya que esto puede originar una lesión.
3. Las articulaciones deben moverse hasta que se encuentre un punto de resistencia. En ese momento debe realizarse una presión muy suave hasta que el músculo se relaje. En el caso de que la persona presente espasmos, las articulaciones deben moverse muy lentamente. Por supuesto, también debe suspenderse la sesión de gimnasia si la persona se queja de dolor. En este sentido, es muy importante fijarse en las reacciones de la persona y al menor gesto de dolor, interrumpir los ejercicios.
4. Lo ideal es realizar los ejercicios a primera hora de la mañana después del aseo, y a última hora de la tarde, antes de dormir. Puede ser más cómodo realizar las actividades mientras la persona mira la televisión o mientras se la está aseando.
5. En cuanto al número de movimientos, lo habitual es comenzar con 5 movimientos en cada articulación para ir aumentando un movimiento al día hasta llegar a diez, siempre sin forzar la articulación.
6. Es importante realizar los ejercicios siempre en el mismo orden, para que así estos sean más fáciles de recordar. Lo más recomendable es comenzar por los pies e ir ascendiendo hasta llegar a la cabeza. De esta forma, se favorece la circulación de retorno venosos y se evita la hinchazón de las extremidades.
7. Una buena postura en la que colocar a la persona es semisentada. Esto la ayudará a respirar mejor mientras se realizan los ejercicios, además de servirle para fortalecer los músculos de su espalda, abdomen y cuello. Puedes ayudarte de cojines o un reposacabezas.
8. Existen soportes diseñados para prevenir y tratar las contracturas causadas por la inmovilidad. Estos pueden colocarse sobre la rodilla y el codo y previenen que los músculos se contraigan.
Fuente: personasque.es
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