lunes, 2 de marzo de 2015

Alzheimer: Un problema multifactorial


 
La incidencia de esta enfermedad crece frente a una sociedad cada vez más alterada. Ante el temor a padecerlo, conozca algunas cuestiones básicas sobre su diagnóstico, causas y tratamientos.

Difícilmente pudo imaginarse el médico alemán Alois Alzheimer la enorme repercusión que tendría su nombre, cuando en 1906 describió esta enfermedad, después de analizar el cerebro de una mujer de 51 años, fallecida por la demencia. Día a día se avanza en el conocimiento de esta causa de deterioro mental progresivo que amenaza con ser una auténtica plaga, dada su elevada prevalencia con la edad y el progresivo envejecimiento de las sociedades modernas.

De hecho, en un informe emitido en abril de 2012 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional de Alzheimer (ADI), se hacía un llamado a los gobiernos para hacer de este padecimiento una prioridad mundial de salud pública, ya que se trata de una enfermedad que afecta a más de 39 millones de personas en todo el planeta, siendo la tercera causa de muerte por detrás de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Genética y proteínas anómalas
El alzhéimer es una dolencia compleja en la que interactúan factores genéticos y otros no hereditarios, relacionados con los hábitos y estilos de vida y el ambiente. Más de 90 por ciento de los casos se consideran esporádicos y de aparición tardía; es decir, no son absolutamente determinados por la genética. Por esto último es imprescindible cuidar y corregir aquellos factores susceptibles de cambio.

Puede afirmarse que no se conoce completamente por qué se produce el alzhéimer. Ahora bien, ¿qué ocurre bioquímicamente en los cerebros de las personas afectadas por esta demencia? "Se han identificado depósitos anormales de dos proteínas que forman agregados e inclusiones, desestructurando la arquitectura cerebral, se trata de la beta-amiloide y de la proteína tau", señala la doctora Ana Molinero Crespo, vicepresidenta de la Sociedad Española de Farmacias Comunitarias (SEFAC) y miembro del Comité Científico Know Alzheimer.

La proteína beta-amiloide se desnaturaliza y se apelmaza, formando agregados insolubles entre las células cerebrales. Estos agregados, solamente visibles al microscopio, se denominan placas seniles o placas de amiloide.

No se sabe todavía qué es lo que hace que la proteína beta-amiloide se desnaturalice. Tampoco se conoce claramente qué empieza primero, pero los científicos creen que es la desnaturalización de la beta-amiloide y luego la de la proteína tau, aunque todavía son hipótesis. Lo que sí se sabe es que este proceso no es rápido.

"Otro aspecto a tomar en consideración es que no hay una correlación directa entre la cantidad total de proteínas agregadas y los síntomas que padece el paciente. Hay personas afectadas por alzhéimer con una carga lesionar relativamente pequeña y otras con un funcionamiento muy aceptable, pero que al realizar la autopsia de su cerebro se encuentra que tienen grandes acúmulos de proteína beta-amiloide. Por tanto, los agregados de proteína tau y beta-amiloide son suficientes para causar demencia por la patología, pero pueden existir mecanismos de defensa o de compensación cerebral que minimizan el impacto que estos depósitos tienen sobre el rendimiento en las actividades cotidianas", explica la especialista.

Fases de la enfermedad
"En un principio, se afecta la memoria reciente, la de todos los días, esa que te permite recordar qué desayunaste, con quién hablaste en la mañana, dónde estacionaste el carro. Es también la memoria más frágil. Es una memoria visual, táctil, olfativa, auditiva, espiritual, y abarca lo que ocurrió en las últimas 72 horas", explica el doctor Ciro Gaona, neurólogo y miembro directivo de la Fundación Alzheimer de Venezuela.

Los trastornos del lenguaje, las alteraciones de la percepción visual se observan posteriormente y pueden verse acompañados de apatía, irritabilidad y otros cambios de comportamiento.

La desorientación espacial contribuye a que el paciente se muestre reacio a salir del entorno familiar. La autonomía del enfermo se puede ver mermada día a día, ya que es incapaz de administrar sus bienes, mostrándose agresivo en ambientes no familiares, de forma secundaria a la desconfianza creciente, tanto en sí mismo como en los demás.

En la etapa final, que generalmente acontece entre los cinco y los 10 años del inicio, se ha producido un severo deterioro de la vida física y mental. Llegado a este punto, el enfermo suele fallecer debido a complicaciones infecciosas, generalmente del aparato respiratorio.

Tratamientos farmacológicos
Hasta el momento no existe ningún tratamiento curativo contra el alzhéimer, solo los sintomáticos; es decir, aquellos que alivian los síntomas o incluso los hacen desaparecer, aunque la enfermedad continúe allí.

"Lo principal es la protección vascular; es decir, proteger las arterias, para ello existen muchas estrategias farmacológicas aprobadas", comenta el neurólogo. "Lo segundo es mejorar la transmisión de la acetilcolina, un neutransmisor que permite que las neuronas hagan sinapsis; es decir, se comuniquen. Para ello existen tres fármacos: donepezilo, rivastigmina y galantamina. El otro fármaco aprobado se llama memantina y regula el glutamato, una sustancia cerebral que, cuando se produce en exceso, es tóxica y mortal, y cuando es escasa se roba la memoria del individuo".

Avances esperanzadores
Hoy existen diversas vacunas contra el alzhéimer que se encuentran en diferentes fases de ensayo y con resultados preliminares esperanzadores.

Al respecto, la doctora Molinero Crespo explica en qué etapa se encuentran tres de estos medicamentos:

La EB-101: se trata de una iniciativa española que se desarrolla en Estados Unidos. Consiste en una vacuna que fue probada en animales transgénicos, portadores de las principales mutaciones genéticas responsables de la enfermedad en seres humanos. Los ensayos mostraron un efecto dual: por un lado, los animales inmunizados no desarrollan la enfermedad a lo largo de su vida, y por otro, se comprobó que en los animales que manifestaban signos de degeneración cerebral, la administración de la vacuna reducía de forma sensible los rasgos patogénicos genuinos que caracterizan a la enfermedad de Alzheimer en el cerebro. Esta vacuna está a la espera de empezar los ensayos clínicos con humanos.

La CAD 106: "Es una vacuna que ha sido desarrollada en Estocolmo, probada con enfermos de Alzheimer en fase leve o moderada. Ha mostrado resultados esperanzadores, previniendo la aparición de placas amiloides, sin que los participantes mostrasen efectos adversos graves vinculados al fármaco", señala la especialista.

La AD03: Dentro del proyecto europeo Mimovax, ha sido probada en 24 pacientes de edad avanzada con alzhéimer leve. Los resultados al cabo de 12 meses han mostrado seguridad y tolerabilidad de la vacuna. Los resultados previos habían mejorado la memoria espacial y el aprendizaje en animales transgénicos.

La experta concluye que: "Aunque esos tratamientos suponen una gran esperanza para enfermos, familiares y cuidadores, de momento debemos mostrar prudencia al respecto, ya que todos se encuentran en fase experimental y aún tienen que demostrar sus efectos en personas que han desarrollado la enfermedad".

Estimular el cerebro
El doctor Gaona, sin prescindir de los avances médicos, farmacológicos y quirúrgicos, asegura que: "El cerebro se nutre de la felicidad propia y la de los demás". Por tanto, es enfático cuando recomienda: "Cultivar la motivación, la ilusión, el optimismo y la sonrisa, ya que esto puede darle al paciente y al cuidador la calidad de vida que necesita para ser feliz. Queda en manos de la familia promover un acercamiento con sus seres queridos, evitar las peleas y propiciar un ambiente de armonía y paz, que darán al enfermo y al cuidador momentos que pueden significar la diferencia en el curso de la enfermedad y de su vida", enfatiza el galeno.

Además, el especialista también sugiere evitar el estrés crónico y el sedentarismo, cultivar la actividad física, mental y espiritual, y habituarse a una dieta rica en Omega 3. Asimismo, propone asumir otros hábitos, tales como: dormir las horas recomendadas y consumir té verde, ácido fólico, complejo B, vitamina D, aceite de oliva, frutos secos, dos cuadritos de chocolate oscuro y una copa de vino compartida al día. "Si bien esto no evita la aparición de la enfermedad, sí puede retrasarla, ya que este órgano (el cerebro), que es físico y espiritual, se mantendrá saludable y conservado por más tiempo", precisa el experto.

Actualmente se están realizando importantes esfuerzos para dar con tratamientos efectivos contra esta temida enfermedad, pero mientras tanto, es importante enfrentarse a ella intentando retrasar su evolución: consultando a tiempo al especialista, tomando la medicación indicada para controlar su progreso y estimulando el cerebro para mantenerlo activo.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario