Un nuevo estudio dirigido por
investigadores de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) alerta que
el análisis de la memoria reciente no es eficaz para la detección precoz
del alzhéimer y sugiere que sea sustituido por pruebas para la
detección de posibles pérdidas en la memoria a largo plazo.
Como explica Vassilios Beglopoulos, co-autor de esta investigación publicada en la revista «Nature Communications», «es de sobra conocido que para
tratar la enfermedad de Alzheimer de una forma efectiva se requiere que
las intervenciones se lleven a cabo en fases más tempranas. Y
para ello, es necesario el desarrollo de mejores herramientas
diagnósticas. Así, creemos que nuestro nuevo enfoque podría suponer una
importante contribución a esta situación».
El
alzhéimer es una enfermedad causada por la destrucción de las neuronas
cerebrales y, por tanto, caracterizada por un deterioro progresivo de
las capacidades cognitivas. Es el caso, entre otras, de la pérdida de
memoria de los pacientes, cada vez más acusada según evoluciona la
enfermedad. De hecho, los test para la detección de las pérdidas en la
memoria reciente constituyen a día de hoy, junto a los escáneres
cerebrales, la prueba básica para el diagnóstico de la enfermedad.
Mejor a largo plazo
Concretamente, el estudio
sugiere que los pacientes con alzhéimer podrían beneficiarse de un
diagnóstico más precoz si se utilizaron los test de memoria a largo
plazo –en combinación con las pruebas de imagen del cerebro que, caso de
la tomografía axial computarizada (TAC), ya se están empleando en la
actualidad.
Como indican los autores, «la evaluación de la memoria a largo plazo revela la presencia de defectos tempranos en la capacidad memorística del cerebro.
Unos defectos, por el contrario, que no son detectados en las pruebas
para la pérdida de memoria a corto plazo, que es la que a día de hoy se
emplea en la práctica clínica para el diagnóstico de la enfermedad de
Alzheimer».
Y a ello se aúna, como refiere Richard
Morris, director del estudio, «que nuestros resultados sugieren que la
combinación del escáner cerebral con estos test de memoria podría
identificar precozmente las anomalías de la actividad cerebral de los
pacientes con alzhéimer, unas anomalías que de no ser así no serían
detectadas».
Es más; según destacan los autores, «la
pérdida de la memoria a largo plazo observada en nuestro estudio podría
ser revertida, cuando menos potencialmente, con el desarrollo de nuevos
tratamientos».
¿Dónde está el agua?
En el estudio, los investigadores
utilizaron modelos animales –ratones– jóvenes que, bien se encontraban
en las fases tempranas del alzhéimer –o cuando menos, su equivalente en
humanos–, bien no habían desarrollado la enfermedad.
Los autores dispusieron una jaula
‘oculta’ con agua al final de un laberinto, y para facilitar que fuera
encontrada por los ratones llenaron las paredes del laberinto de señales
para guiar el camino.
Una vez hallada la jaula, los ratones,
con o sin alzhéimer, fueron capaces de encontrarla una y otra vez cuando
se les colocaba repetidamente en el inicio del laberinto. Pero, ¿qué
pasó cuando se repitió la prueba una vez había transcurrido una semana?
Pues que si bien los ratones ‘sanos’ no tuvieron ningún problema para
recordar el camino, no sucedió así con los animales con alzhéimer –aun
en fases iniciales de la enfermedad.
El análisis cerebral de los animales
mostró que los animales ‘sanos’ presentaban una actividad cerebral
completamente normal. Por el contrario, y una vez sometidos a la prueba
tras una semana, la actividad cerebral de los ratones con alzhéimer se
había visto significativamente reducida.
En definitiva, concluyen los autores, «nuestros resultados muestran que el uso de la
memoria a corto plazo para el diagnóstico del alzhéimer, tal y como se
hace en la actualidad, podría no revelar la magnitud real de la pérdida
de memoria que tiene lugar en las primeras fases de la enfermedad.
Por el contrario, el análisis de la memoria a largo plazo podría
detectar los signos del alzhéimer temprano, lo que posibilitaría una
intervención más precoz».
Fuente: medicinapreventiva.info
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