La enfermedad de Alzheimer es la causa
más común de demencia en el mundo. Es responsable de 70% de los casos de
demencia que existen actualmente en el mundo los cuales llegan a 47,5
millones, de acuerdo con los cálculos de la Organización Mundial de la
Salud.
Como lo describe la OMS, el
trastorno tiene un gran impacto en el paciente pero también en su grupo
familiar y cuidadores, los cuales van a requerir del mayor apoyo de los
servicios sanitarios y sociales del país.
Sandra
Crespo, neuropsicóloga de la Universidad Central de Venezuela,
confirmó que el rol de cuidador principal (que usualmente lo ejerce un
familiar cercano) es bastante arduo. Los cuidadores de un paciente con
demencia están expuestos a situaciones de mucha tensión y estrés que
pueden afectar su salud emocional y física.
Sostiene
la especialista en psicología clínica que con una buena información se
estará en condiciones de asistir a una persona con demencia. “Los
cuidadores más recomendados son aquellos que tienen una aceptación de la
enfermedad y pueden asumir el rol con amor y comprensión”, agregó.
En
Venezuela existen diversos programas de educación para pacientes y
cuidadores entre ellos los impartidos por la Fundación Alzheimer de
Venezuela y el Hospital Universitario de Caracas. “Recientemente se
están realizando unos talleres para la comunidad, auspiciados por
Laboratorios Nolver, en el que se tratan conceptos fundamentales sobre
la enfermedad, manejo cotidiano, cuidado del cuidador, entre otros
tópicos, y es llevado a cabo por la neuróloga Mónica Peña y mi persona,
con el fin de multiplicar conocimientos que repercutan en una mejor
calidad de vida para el paciente y su familiar”, afirmó Crespo.
Perdiendo destrezas
La
enfermedad recibe el nombre del psiquiatra y neurólogo alemán Alois
Alzheimer quien describió el trastorno entre 1906 y 1907. Por alguna
razón de origen aún no identificado, ciertas proteínas de nuestro
cerebro se acumulan cerca de las neuronas, estas forman unas barreas que
van impidiendo el paso normal de los impulsos nerviosos, especialmente
en la zona donde se almacena información.
Este
proceso, que es irreversible, es el causante de las fallas de memoria,
de atención, cálculo, comprensión y cambios en el carácter y la
personalidad. Su progresión está clasificada en tres niveles: inicial,
moderada y severa. “La realidad más difícil a la que suele enfrentarse
un familiar es que es una enfermedad degenerativa, es decir, que en el
día a día va ir evidenciando cómo el paciente pierde destrezas y
habilidades y se va haciendo cada vez más dependiente”, comentó Crespo.
No
se ha encontrado una causa específica, pero ciertos factores son
responsables del desarrollo de la afección. El más importante es la edad
(a partir de 65 años), los relacionados con los problemas vasculares,
como la diabetes, la hipertensión y la obesidad en la mediana edad, el
tabaquismo y la inactividad física y mental. Los genes tienen un rol
significativo, sin embargo, son infrecuentes los casos en una misma
familia. (Menos de 1 caso por cada 1.000 personas afectadas de Alzheimer
de acuerdo con la Federación Internacional de Alzheimer).
Ambiente y paciente bajo control
De
acuerdo con la neuropsicóloga se hace necesario un cuidador cuando la
persona afectada por Alzheimer tiene problemas para realizar las
actividades básicas de la vida diaria. “Si olvida si comió, cómo
prepararse o calentarse la comida o tomarse los medicamentos, necesita
estar monitoreado para garantizar que lleve a cabo las actividades que
mantienen su salud y cuidado personal”, agregó la especialista.
Las
recomendaciones para salir al paso con las situaciones difíciles que
pueden presentarse son particulares a cada caso, (cada persona con
Alzheimer es único en sus manifestaciones), sin embargo, la doctora
Crespo pide actuar siempre bajo la máxima de la empatía y amor. “Del
cuidador depende en gran medida que no se desencadenen en el paciente
síntomas psicológicos y conductuales. Si el cuidador y el ambiente están
tranquilos, el paciente estará tranquilo; si el cuidador está ansioso o
enojado, el paciente será más difícil de manejar”, recalcó.
Algunas
sugerencias de la neuropsicóloga aplicables en situaciones cotidianas,
es seguirle la corriente al paciente siempre que sea posible, ya que
confrontarlo con sus déficits o equívocos no tiene sentido. Otro recurso
es distraerlo de su idea fija con otra actividad. “No se recomienda en
ningún caso obligar, gritar y mucho menos violentar a una persona con
Alzheimer. Es importante que todas las acciones que se lleven a cabo se
enmarquen en armonía, diversión y de una forma lúdica”, agregó.
El
cuidador también debe estar atento a su salud. “El cuidado del cuidador
es fundamental, debe tener un tiempo para su relajación, espacios de
ocio y esparcimiento. Debe comprender que mientras mejor esté, en mejor
disposición va a estar para cuidar a su paciente”, concluyó Crespo.
Fuente: elpropio.com
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