Un nuevo intento de tratamiento con un anticuerpo monoclonal -aducanumab- ha demostrado reducir los depósitos de beta amiloide, en el cerebro de pacientes con enfermedad de Alzheimer, una proteína relacionada con esta patología.
El estudio, reseñado en la portada de la revista «Nature»
de esta semana y que ha tenido una duración de 12 meses, presenta datos
preclínicos y los resultados de una primera fase de un ensayo clínico
en fase Ib. En conjunto, los datos presentados también en rueda de
prensa apoyan que el anticuerpo puede convertirse en una terapia para la
enfermedad de Alzheimer al reducir la cantidad de proteína beta
amiloide en el cerebro y deterner el deterioro cognitivo característico
de esta patología. A pesar de ello, los expertos piden cautela hasta
que se demuestre en ensayos clínicos en fase III que el medicamento
funciona realmente y que es seguro para todos los pacientes.
Se sabe que el acúmulo de la proteína
beta amiloide en el cerebro es una característica de la enfermedad de
Alzheimer y se piensa que la toxicidad relacionada con dicha proteína es
una de las causas principales de la disfunción sináptica y de la
neurodegeneración característica que subyace a la progresión del
alzhéimer. Sin embargo, la mayoría de los intentos diseñados hacia la
beta-amiloide beta habían fracasado hasta ahora.
El investigador de Biogen Alfred
Sandrock y sus colegas explican que aducanumab es un anticuerpo
monoclonal humano que se dirige selectivamente a la proteína beta
amiloide. En un modelo de ratón transgénico, los investigadores han
demostrado que aducanumab es capaz de atravesar la barrera
hematoencefálica y así entrar en el cerebro y, en función de la dosis
administrada de forma intravenosa, reducir la presencia de la beta
amiloide soluble e insoluble. Además, un tratamiento de 54 semanas con
el anticuerpo, como parte de un estudio de fase Ib, logró la reducción
casi completa de las placas amiloides del cerebro en los 165 pacientes
con enfermedad en estadio temprano de Alzheimer que participaron en el
estudio.
15 años antes
A pesar de que se desconocen las causas
de la enfermedad de Alzheimer se ha establecido que la enfermedad
comienza con la deposición progresiva de dicha proteína en el cerebro de
las personas afectadas entre 10 y 15 años antes de la aparición de los
síntomas clínicos iniciales, como pérdida de memoria. Los investigadores
ahora han demostrado que aducanumab se une selectivamente las placas
amiloides del cerebro, lo que permite que las células microgliales
eliminen las placas.
«Los resultados de este ensayo clínico
nos hacen ser optimistas y pensar que potencialmente puede ser un gran
paso en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer», dice Roger M.
Nitsch, profesor en el Instituto de Medicina Regenerativa de la Universidad de Zúrich (Suiza),
centro que ha intervenido en el estudio junto a Biogen. «El efecto del
anticuerpo es muy impresionante. Y el resultado depende de la dosis y la
duración del tratamiento. Así –añade-, después de un año de
tratamiento, prácticamente no hay placas beta-amiloides detectables en
los pacientes que recibieron la dosis más elevada del anticuerpo».
Aunque el control del deterioro
cognitivo no era uno de los objetivos iniciales del estudio, los buenos
resultados animaron a los investigadores a estudiar, además, cómo
afectaba el tratamiento a los síntomas de la enfermedad. Mediante
cuestionarios estandarizados analizaron las capacidades cognitivas y las
actividades diarias de los pacientes. «Y vimos que aducanumab también
tenía efectos positivos en los síntomas clínicos», señala Nitsch. Es
decir, mientras que los pacientes en el grupo de placebo mostraron un
deterioro cognitivo significativo, la capacidad cognitiva se mantuvo más
estable en aquellos que recibieron el anticuerpo.
Así, en el estudio aleatorizado doble
ciego controlado con placebo de fase Ib para evaluar la seguridad y
tolerabilidad de las inyecciones mensuales con aducanumab en pacientes
con deterioro cognitivo leve o demencia leve debido a alzhéimer y con
depósitos de beta amiloide cerebral los investigadores comprobaron que
después de 54 semanas de tratamiento la beta amiloide se redujo significativamente en los cerebros de los pacientes que recibieron dosis más altas aducanumab.
De los 40 pacientes que abandonaron el tratamiento, 20 lo hicieron
debido a los efectos adversos, que incluye anomalías en las imágenes
relacionadas con el amiloide dependientes de la dosis.
Las dosis de anticuerpos más altos y una
mayor reducción de placa beta amiloide también se asociaron con un
deterioro cognitivo más lento. Sin embargo, este estudio no fue diseñado
para abordar definitivamente el impacto de aducanumab en el deterioro
cognitivo, por lo que Sandrock considera que estos resultados deben ser
confirmados en estudios que ya están en marcha que confirmen los
beneficios clínicos de este nuevo fármaco.
Así, los efectos prometedores de
aducanumab actualmente están siendo investigados en más de seis ensayos
clínicos en todo el mundo con la participación de más de 300 centros de
20 países de Norteamérica, Europa y Asia. Entre ellos algunos españoles,
ya que hay más de 15 centros de nuestro país que participan en dos
estudios en fase 3 con este anticuerpo: ‘Aducanumab in Early Alzheimer’s Disease’ (EMERGE) y ‘Aducanumab in Early Alzheimer’s Disease’ (ENGAGE). Los hospitales que participan en el ENGAGE son: Policlínica Guipúzcoa de San Sebastián; Hospital de Cruces de Baracaldo; Fundacio ACE; Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y Hospital Clinic i Provincial, en Barcelona; Clínica Rúber, Hospital Universitario de La Princesa, de Madrid, y Hospital Universitario Dr. Peset y el Hospital Universitari i Politecnic La Fe, de Valencia.
En el EMERGE participan el Hospital
General Universitario de Elche; ALTHAIA Hospital Sant Joan de Deu,
Hospital del Mar, Hospital Universitari Quirón Dexeus y Hospital Universitari de Bellvitge Barcelona; el Complejo Hospitalario de Cáceres; Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba; Clínica Universidad de Navarra; Hospital de Basurto, en Bilbao; el Hospital Universitari Arnau de Vilanova, de Lleida, y el Hospital Universitario Virgen Macarena, de Sevilla.
Hipótesis amiloide
Hace ya más de 25 años que los
investigadores identificaron a la proteína amiloide-β (Aß) como el
detonante de una cascada de eventos en el cerebro que conducen a la
enfermedad de Alzheimer. Desde entonces, los científicos se afanan en
diseñar tratamientos anti-Aß y algunos de ellos ya se encuentran en fase
de ensayos clínicos en pacientes con riesgo de desarrollar alzhéimer o
que ya tienen la enfermedad.
Pero los resultados del trabajo que se
publica en «Nature» realizados en personas que habían sido
diagnosticadas de deterioro cognitivo leve (memoria no incapacitante y
problemas de pensamiento) o demencia leve (que tenía un efecto
ligeramente incapacitante) debido a la enfermedad de Alzheimer son los
más esperanzadores publicados hasta la fecha. «La confirmación
de que un tratamiento anti-beta amiloide desacelera el deterioro
cognitivo sería un cambio en nuestra manera de entender, tratar y
prevenir la enfermedad de Alzheimer», señala Eric Reiman, del Banner Alzheimer’s Institute, (EE.UU.) en un artículo en News and Views que acompaña al estudio.
Además, confirmarán definitivamente la
hipótesis amiloide, de la que existen dudas. «La hipótesis amiloide
sostiene que una forma de 42-amino-ácido de la Aß (Aß42) se convierte
perjudicial bajo determinadas circunstancias en las que forma oligómeros
y fibrillas. Estos agregados de Aß42 desencadenan una cascada de
eventos neurobiológicos que contribuyen a la formación de placas y
ovillos de Aß que contienen tau, a la pérdida de neuronas y de las
conexiones sinápticas entre ellos, al deterioro cognitivo y la
discapacidad, y otras características de la enfermedad de Alzheimer».
Ahora bien, reconoce Reiman, la confirmación de esta hipótesis requiere la evidencia
definitiva de que un tratamiento anti-Aß puede reducir el deterioro
cognitivo en las personas afectadas por o en riesgo de desarrollar la
enfermedad de Alzheimer. De hecho, concluye, la confirmación de
que un tratamiento anti-Aß retrasa el deterioro cognitivo sería un
imortante en nuestra manera de entender, tratar y prevenir la enfermedad
de Alzheimer.
Fuentes: abc.es
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